martes, 24 de junio de 2008

El fin de la nada.

Caminaba por Santiago y veía a las palomas caerse. Peleaban en el aire a picotazos, como una guerra mundial de palomas y todas impactaban contra el suelo. Las calles apestaban, era repugnante. La gente en los parques, después del amor venía el odio, se ahorcaban, se rebanaban y se tiraban escupos y garabatos. Asaltos por mil, la gente se tiraba de las torres estrellándose contra el pavimento y las micros que los molían. Los osos arrancaban, los monos chillaban, las antenas del San Cristóbal se derrumbaban y electrocutaban a las gaviotas del Mapocho, los postes se caían, los vidrios estallaban, la gente gritaba, la bocina de los autos se pegaban, chillidos horribles, se cortó la luz, el río se desbordó y una ola gigante que llegó de la costa de mil metros de altura por el calentamiento global, nos sepultó a todos. Ya no habían amistades, ni pololeos y mejores amigos. Todo había terminado. Pero nunca empezó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué bonito tu blog, escribes muy lindo :), tienes ese talento único que n otodos tienen, el de expresar con letras sentimientos, pensamientos, e imaginaciones.-
saludos!
Feña.-
Estudiantina Femenina de Santiago

Cantu dijo...

las palomas son de otro planeta